Vi que estaba parado frente a dos judíos sentados frente a mí en la tierra de Palestina. Uno de ellos estaba tranquilo y el otro, iracundo. Estábamos comparando las señales de la Hora mencionadas en el Islam con las señales de la Hora mencionadas en la religión judía. Cuando mencioné que una de las señales de la Hora en el Islam es el descenso de nuestro maestro Jesús, la paz sea con él, el judío iracundo se enojó, lo negó y casi abandonó nuestra reunión. Entonces entré en una habitación contigua y dormí. Vi una visión dentro de la visión que les estoy contando. Vi a nuestro maestro Moisés, la paz sea con él, luchando contra el Anticristo hasta que apareció con su bastón de madera. Lo apuntó hacia el Anticristo y lo electrocutó, pero el Anticristo no se vio afectado. Luego, nuestro maestro Moisés, la paz sea con él, electrocutó al Anticristo con su bastón por segunda vez, pero el Anticristo tampoco se vio afectado. Cuando nuestro maestro Moisés, la paz sea con él, electrocutó al Anticristo con su bastón por tercera vez, este cayó al suelo, afectado por la tercera descarga, pero no murió y se levantó, debilitado. Nuestro maestro Moisés, la paz sea con él, lo sujetó por detrás y le presionó los ojos con la mano, de modo que le arrancó uno, y el Mesías se convirtió en... El Anticristo ve con un solo ojo, así que desperté de la visión que tuve dentro de esa habitación, así que fui a ver a los dos judíos y les conté sobre esa visión, y no recuerdo su reacción. Después de eso, los dejé y comencé a mirar al cielo, que estaba muy despejado sin nubes, y comencé a contemplar las estrellas muy brillantes en el cielo con gran admiración por la belleza del cielo despejado y las estrellas brillantes hasta que esa visión terminó.
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