Dudé en escribir esta visión porque llegué a un estado de desesperación con respecto al ejército, lo que me hace sentir que el objetivo de liberar Al-Aqsa no es una de sus prioridades ahora, pero alabado sea Dios, quien cambia las condiciones. Es posible que en un futuro próximo nuestra situación cambie radicalmente, y esta visión contiene el llamado de Dios Todopoderoso. Como les dije antes, me interesa interpretar cualquier visión que contenga el nombre de Dios Todopoderoso o de los profetas, y espero que esta visión no se interprete como una forma de engañar al ejército para que regrese, ya que no busco eso en absoluto.
La visión
Me encontraba en una plaza enorme llena de civiles egipcios en un día llamado el Día de la Marcha para la Liberación de Al-Aqsa y por la guerra. Me encontraba entre la multitud, un poco atrás, a la izquierda, vestido de civil como ellos. Avancé entre las filas e intenté organizarlas, pero no me prestaron atención ni me miraron. Había canales de televisión y periodistas grabando a estas grandes multitudes, así que comencé a instar a los civiles a que quienes llevaran armas se colocaran al frente, pero no vi a ningún civil armado para avanzar.
De repente, un grupo del ejército egipcio entró en la plaza por el lado izquierdo, frente a la multitud. Estaba armado y vestía el uniforme de comando egipcio, con paso militar unificado. Les indiqué con una señal que cambiaran de dirección y se dirigieran hacia Al-Aqsa. Al mismo tiempo, comencé a cantar «Alá, Alá, Alá» para que lo repitieran con cada paso militar que dieran. De hecho, me miraban y cantaban «Alá, Alá, Alá» a cada paso. El número de grupos de comandos que entraban en la plaza aumentó hasta llegar a ser muy numeroso. La plaza se llenó de fuerzas del ejército al frente y, detrás, de un gran número de civiles.