Antes del 30 de junio de 2013, yo llamaba a resolver nuestras diferencias antes de que todos cayéramos, pero muy pocos me escuchaban. Después del 30 de junio, pedí la reunificación, pero muy pocos estaban convencidos y el odio mutuo estaba en su apogeo. Con el tiempo, el número de partidarios de la reunificación de los compañeros de la revolución aumentó, pero todavía eran pocos cuando presenté mi iniciativa en abril de 2014. Ahora muchos de los que solían atacarme cuando pedía la reunificación se han convertido en mis partidarios, y me sorprende verlos presentar iniciativas para la reunificación (Gloria al que cambió las condiciones). Esto significa que hay esperanza de reunificación, pero nos falta voluntad. No desesperéis, la idea crece día a día hasta convertirse en una realidad tangible sobre el terreno. Confío en que llegará el día en que estaréis tan unidos como lo estuvisteis el 25 de enero. Victoria de Dios y una conquista cercana, si Dios quiere.