Los cuatro tipos que conocían el libro de las cartas esperadas

4 de febrero de 2020
Desde que se publicó mi libro (The Waiting Letters), he estado tratando con cuatro tipos de personas.

El primer tipo:
Son ellos quienes atacan cualquier idea nueva. Tienen la mente cerrada y no quieren cambiar ninguna de las creencias con las que crecieron desde pequeños. Me atacan simplemente porque voy en contra del consenso de los académicos. Se niegan a leer mi libro o incluso a comentarlo conmigo. Algunos me han borrado de sus listas de amigos. La frase «Esto es lo que hacían nuestros padres» se aplica a ellos.

El segundo tipo:
Son seguidores de individuos. Quien sigue a tal o cual jeque no aceptará mi libro a menos que su jeque esté convencido por él. Si su jeque está convencido por mi libro, lo estará por su opinión y, en consecuencia, por la mía. Aunque lea mi libro mil veces, no le convencerán las pruebas que le presenté del Corán y la Sunna. En su opinión, la opinión de su jeque es superior a lo que dicen el Corán y la Sunna. Este tipo también me ataca ferozmente, y me resulta difícil convencerlo. Convencer a su jeque es más fácil que convencerlo personalmente, ya que se ha entregado a su jeque.

El tercer tipo:
Son la gran mayoría de las personas que conozco. No quieren leer mi libro por miedo a que les influya y les haga cambiar de opinión. Se unen a la caravana, y si descubren que la mayoría de la gente, o Al-Azhar, por ejemplo, está de acuerdo con mi libro, cambiarán de opinión al instante. Estas personas no me atacan. Son más bien como espectadores esperando el resultado de un partido. Son las personas que más he conocido.

El cuarto tipo:
Estos son los pocos y las personas más cercanas a mí, ya sea que declaren su apoyo públicamente o lo oculten. Estas personas usan su mente y piensan por sí mismas, y no esperan la opinión de nadie para cambiar de opinión. No temen que sus ideas y creencias cambien tan pronto como lean libros que las contradigan. Son como yo. Por ejemplo, leí la Torá, la Biblia y libros sobre los movimientos chiítas y comunistas, y muchas otras sectas, y aun así no cambié mis creencias ni temí la tentación que nos acecharía al leer tales libros. Sigo siendo un musulmán sunita, y por lo tanto creo que el cuarto tipo son las personas más cercanas a mí, ya sea que se convencieran de mi opinión después de un cuarto de hora de hablar con ellos, o al leer extractos de mi libro, o al leerlo completo. Me quito el sombrero ante ellos y los saludo efusivamente.

El comentario adjunto a este artículo es un ejemplo del tercer tipo, que representa a la mayoría de los que entrevisté.

¿Que tipo eres? 
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