No existe ruptura alguna entre hablar del Islam y el estado civil, ni entre el Islam y la ciudadanía, ni entre el Islam y la libertad de opinión y creencia. Quienes asumen una brecha entre el Islam y todas estas ideas modernas no comprenden la verdad del Islam ni leen la historia del Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y sus nobles compañeros (que Dios esté complacido con ellos) de forma correcta y justa. Por eso, el Estado en el Islam tiene sus características distintivas, así como el sistema de gobierno en el Islam tiene sus propios fundamentos: la servidumbre a Dios, la justicia, la consulta y su obligación, la igualdad, la obediencia a las autoridades, la obligación de asesorar a las autoridades, la responsabilidad del gobernante o pastor y su sujeción a la supervisión del poder judicial y de la nación, la unidad política de la nación, la garantía de derechos y deberes, y la libertad. Estos fundamentos representan la esencia del sistema islámico y los fundamentos que mejor expresan su singularidad.
Del libro “Las características del pastor y el rebaño” de Tamer Badr