Me preguntaba cuándo llegaría el alivio, y entonces recibí una llamada telefónica diciéndome que llegaría después de que la acera se pusiera verde. Estaba en mi barrio, en la Ciudad Seis de Octubre, y frente a mí había una acera prácticamente blanca, pero recientemente pintada de verde. La pintura aún no se había secado, pero había algunas zonas que aún no estaban pintadas de verde. Me paré en la acera y, con la mano, tomé la pintura verde que aún no se había secado y limpié las zonas que no estaban pintadas de verde hasta que toda la acera se puso verde. Hice eso para acelerar el alivio. Había una mezquita junto a la acera donde la gente rezaba, así que entré a rezar y salí después de la oración entre la multitud que cantaba "Dios es grande". Esto indicaba que parecía haber alivio.