Vi a un hombre que pensé que era el Mahdi, gritando en Egipto el grito de "¡Dios es el más grande!", pero al principio la gente no le prestó atención. Entonces, soldados egipcios se dirigieron hacia él, queriendo golpearlo, pero de repente se giraron y estaban detrás de él, junto con un grupo de egipcios, y comenzaron a gritar a sus espaldas el grito de "¡Dios es el más grande!", y el número comenzó a aumentar.
Este grupo comenzó a avanzar hacia el este, liderado por Al-Mahdi, quien cantaba "Dios es Grande". Entonces, soldados saudíes, blandiendo palos, corrieron hacia Al-Mahdi y sus acompañantes, quienes estaban desarmados y querían atacarlos. Pero tan pronto como los soldados saudíes se acercaron a Al-Mahdi y su grupo, su ánimo cambió y se dieron la vuelta y se unieron a ellos cantando "Dios es Grande".
Al-Mahdi y su grupo continuaron avanzando hacia el este, y se encontraron con soldados pakistaníes armados con palos, quienes amenazaron con golpearlos. Sin embargo, en cuanto se acercaron a ellos, imitaron a los soldados saudíes y se unieron a Al-Mahdi y su grupo, que se había vuelto numeroso tras la incorporación de los soldados saudíes y pakistaníes.